En los años cercanos al inicio de nuestra era, en el Norte Semiárido de Chile aparecieron nuevos grupos culturales, provenientes del noroeste argentino, caracterizados por rasgos materiales andinos y amazónicos. Uno de los principales rasgos de estos grupos fue el uso de artefactos de greda (cerámica).
Durante este período, denominado Alfarero Temprano, los grupos que poblaron la zona comprendida entre la costa del océano Pacífico y la cordillera de Los Andes, experimentaron algunos cambios significativos debido a la llegada de estos nuevos grupos humanos desde el otro lado de la cordillera. Tales grupos aportaron formas de vida y tecnologías hasta ese momento desconocidos para los cazadores y recolectores que habitaban este territorio. Si bien los habitantes de Andacollo llegaron a incorporar nuevos elementos a su vida diaria -tales como el uso de recipientes de cerámica, y objetos usados como adornos corporales como tembetás, cuentas de minerales y conchas para elaborar collares- siguieron manteniendo una fuerte orientación cazadora en las quebradas interiores, privilegiando el uso de espacios abiertos y de reparos rocosos.
Estos grupos culturales son conocidos como Complejo Cultural El Molle, y lograron una significativa penetración en varias zonas del Norte Semiárido, expresándose de forma más acentuada en valles, quebradas e interfluvios.

Vasija cerámica Molle encontrada en la quebrada El Churque (Teck-CDA).
En los alrededores de Andacollo se han encontrado importantes restos asociados a los grupos Molle. Si bien no se han encontrado sistemas aldeanos de gran tamaño, sí se han localizado evidencias que nos dan cuenta de estos grupos humanos ocupando lugares en forma semi permanente. Como ejemplo de lo anterior, en quebrada El Churque, quebrada Las Arenillas y en la localidad de Maitencillo se encontraron restos cerámicos y materiales artefactuales de estos grupos.[1]
Durante este período de tiempo, Andacollo poseía un clima muy distinto al actual: lluvias sistemáticas y en ocasiones abundantes, las que generaban flujos constantes de aguas en invierno y primavera, bajando por las quebradas, modelando el actual poblado de Andacollo como un gran vergel para el acceso no solo del ser humano, sino también de mamíferos importantes como guanacos y roedores, además de aves, asociados a la formación de pequeños bosques y pastizales en humedales de quebradas.
En los sitios de quebrada El Churque se han recuperado evidencias de vegetales tales como pimiento, gramíneas y quilo, además de cactáceas, entre otros, que dan cuenta de un uso recurrente de vegetales probablemente disponibles en áreas cercanas a los sitios.

Fragmentos cerámicos Molle con decoración incisa (Teck-CDA).
Estos sitios fueron utilizados como espacios residenciales para la realización de actividades de tallado y fabricación de instrumental lítico así como también labores de procesamiento y consumo de las especies cazadas. Si bien, la intensidad en el uso de estas quebradas no fue mayor que en el período Arcaico, las habitaron con recurrencia y no solo eso, además ocuparon este espacio para el entierro de los miembros de su grupo. Mujeres y niños son quienes aparecen preferentemente en los entierros para esta época, y en algunos casos con ofrendas como forma de tributo al difunto.
Como ya se destacó, un hecho importante en este período es la aparición de la cerámica, la cual hasta la llegada de los grupos Molle estaba ausente en las comunidades humanas de la región.
Referencias